Naomar en la derrota

Hoy, lunes 25 de marzo, se presentó Naomar de Almeida-Filho en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile. Comentó que hace 25 años que no venía a la universidad. «Algunas cosas han cambiados… en realidad no muchas» comenzó diciendo, quizás adelantando el tono otoñal que tuvo su presentación. ¿El tema? La convocatoria…

Hoy, lunes 25 de marzo, se presentó Naomar de Almeida-Filho en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile. Comentó que hace 25 años que no venía a la universidad. «Algunas cosas han cambiados… en realidad no muchas» comenzó diciendo, quizás adelantando el tono otoñal que tuvo su presentación. ¿El tema? La convocatoria decía «Desafíos epistemológicos, conceptuales y políticos de la epidemiología en la post-pandemia», en el marco del 1° Seminario de Salud Colectiva y Medicina Social que intentar organizar lxs tres o cuatros colegas estoicos que quedan en la unidad de salud comunitaria del Instituto que lleva el nombre del compañero presidente.

Para mí, en breves palabras, la presentación de Almeida-Filho fue: epidemiólogxs, frente a la invasión ingenieril del análisis de datos, la telemedicina y la salud digital, unámonos los clásicos con los colectivistas e intentemos recuperar algo de la hegemonía que se va perdiendo. Bromeó varias veces, de hecho, de que su epidemiología sin números en realidad no decía eso. «Salud colectiva» casi que la trató como una mera etiqueta sinónima al lado de «salud pública» y «medicina social». Y todo el lado no biomédico que debería entrar en la ecuación anti ultraneoliberalismo lo basó en teoría de sistemas, desde la perspectiva más constructivista posible, lo que leí en el sentido de abandonar las miradas más críticas y construccionistas sociales. Todo mientras el proyector de la primera y principal escuela de salud pública del país dejaba de conectar el hdmi y se caía la señal de internet para la emisión online.

Comentaron la presentación de Naomar dos docentes del Instituto (entre ellas, la actual directora) y profesores y estudiantes. En general, comentarios incapaces de mantener la discusión en la cuerda entreguista de la presentación, o de profundizar en serio la reflexión que Naomar había deslizado por ahí, de que las Universidades son instituciones en crisis en el contexto ultraneoliberal. Intrascendente y decadente la respuesta desde la bendita casa de Bello.

Un profesor señaló que este era un llamado a tomar las armas. Si porque se habla de superar el biomedicismo favorecedor de prácticas neoliberales se lee un llamado a la revuelta epistémica, estamos muy perdidos. Más bien el llamado era a deponer las armas, a maquillar una derrota dura en la que está la apuesta transformadora latinoamericanista y a tratar de salvar a la universidad desde un diálogo disciplinar que no tiene nada ni de liberador ni de transformador, solo de reacción frente al tsunami imparable por el momento que es el ciclo de ultraderecha cognitiva y cultural en que nos encontramos y que solo se profundiza día a día.

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